Alejandro es mi novio desde
hace algunos meses, ocho, para ser exacto y en dos semanas cumplirá 19 años.
Estoy muy nervioso porque no sé si le gustará el regalo que tengo para él. Él
es casi como yo, refiriéndome a nuestros gustos, sólo que su estilo es más de
un chico inteligente, como dice su hermano, es un come libros, y por esa razón,
tengo en mis manos este pesado cofre, una edición especial con los siete libros
originales de Harry Potter, nuestra saga favorita, pero quiero que él tenga la
colección completa y original. ¿Por qué? No sabría la respuesta con sinceridad,
pero quiero regalárselos, es el mejor obsequio del mundo y creo le encantará.
Llego a casa sintiéndome
cansado y suelto la caja a mitad del pasillo, lo bueno que no está mi madre o
empezará con sus comentarios hasta hacerme sonrojar. Ella lo sabe todo y
respeta mis decisiones, pero a veces sus comentarios me hacen sentir extraño.
Tomo un descanso y vuelvo a
tomar la caja para llevarla a mi habitación, 13 escalones y mis brazos suplican
piedad. Dejo la caja sobre mi cama y empiezo a envolverla con el papel de
regalo que compré ayer, el cual dice “Happy Birthday” por todos lados, termino
de adornarla con una bonita cinta color verde, contrasta con el azul rey del
papel.
La alarma de mi teléfono
celular empieza a sonar, recuerdo que tengo que ir al parque que está cerca de
su casa, siempre quedamos de vernos a esta hora, 6:30 p.m. Salgo de casa
corriendo, dejando a un lado la caja envuelta en mi cama. En el camino voy
arreglando mi cabello y mi playera morada que se alborota con el aire del
exterior. Al llegar al parque, voy a sentarme a la misma banca de siempre, me
decido a esperarlo cuanto tiempo sea suficiente, el tiempo no importa en
realidad, sólo sé que esperaré hasta que él llegue como siempre.
El día es realmente hermoso,
no puedo creer que le esté preparando esa gran sorpresa y no creo poder
ocultarlo cuando empiece a preguntarme lo que he hecho en todo el día. El sol
está tratando de irse y el cielo está pintado con tenues pinceladas de óleo en
colores naranja y azul, en algunas partes se torna morado. El aire empieza a
enfriar pero no me irrita, ni siquiera me siento mal o algo por el estilo, es
una tarde hermosa.
Escucho hojas secas
quebrarse, como cuando las pisas por diversión. Vuelvo hacia la izquierda y
entonces veo su sombra, él está acercándose, veo el reflejo de sus gafas y me
levanto para recibirlo con un abrazo y un beso.
*****
Despierto sintiendo una
soledad enorme, el frío de mi habitación me hace temblar y aunque estamos a
principios de verano, puedo ver mi aliento, no sé qué es lo que pasa, pero me
levanto de la cama con la imagen de Alejandro en mi mente. Me dirijo a mi baño
con lentos pasos.
Regreso para empezar a
cambiarme y entonces, recuerdo algo, algo que me hace caer al suelo porque mis
piernas no resisten mi peso y el temblor de mi cuerpo.
Al estar en el suelo, veo
debajo de mi cama, encontrando la caja de cartón, la abro y veo los siete
libros, los que compré ayer en una crisis de miedo.
Hace un mes de eso y aún no
me recupero, no quiero aceptarlo.
Me levanto del suelo
sintiendo nauseas y sintiendo un sudor frío sobre mi cuerpo, como de esos
sudores cuando estás enfermo y tiemblas a causa de los escalofríos.
Al levantarme, me dejo
caer en la cama, pero antes de cerrar los ojos, alcanzo a ver una hoja sobre mi
velador, la cual tomo sin pensarlo dos veces.
"NO TENGAS MIEDO, NUNCA ESTARÁS SOLO"
Esas simples palabras, me hacen derramar las miles de lágrimas
atascadas, se lo prometí hace un mes, se lo prometí hace poco, pero nunca puedo
lograrlo y le pido perdón, pero siempre tuve miedo de perderlo.
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