viernes, 1 de septiembre de 2017

Cuatro bancas, varias historias.

Hay cuatro bancas en el parque frente al hotel más lujoso de la ciudad, esas cuatro son las que, con facilidad, la gente toma por estar frente a la avenida, son las mejores cuatro bancas de todo el parque.

Cada día esperaban por alguna pareja enamorada, algún triste y solitario corazón, o si el día iba mal, algún trabajador sin ánimos de despertar temprano al día siguiente.

Con suerte, las bancas no quedaban vacías ni un minuto, de lo contrario, podían ser el blanco perfecto de las travesuras de algún perro callejero, o de algún borracho sin lugar a dónde ir.

Todo era cuestión de saber esperar y, con mucha suerte, podían ser participes de una bella historia de amor.

La banca uno, la que estaba al este, fue ocupada por un joven que salía de la preparatoria, llevaba su mochila por ambos hombros, una hoja hecha bola en las manos y las marcas de unas lágrimas en sus mejillas. La banca dos, minutos después, fue ocupada por un viejecito, este llevaba una rosa blanca, casi marchita y, sus zapatos, parecían estar llenos de tierra y barro. La banca tres, estaba ocupada desde hacía una hora, por un par de jóvenes que, según su lenguaje corporal, mostraban estar muy molestos con el otro, pues cada uno ocupaba un extremo de esta. Por último, la banca cuatro, la del oeste, estaba por ser ocupada por una chica, más o menos de la edad del primer chico, sin embargo, ella parecía distraída, sonriente, pero muy distraída, sosteniendo una hoja a la altura de su vista.

El viejecito se levantó en cuanto la miró, pudo leer el papel a contra luz y aunque fue difícil, lo logró en tiempo récord.

—Dale esta flor, no esperes a que se marchite como yo esperé para dársela a mi viejecita. Va y dale esta flor a tu novia.

La chica, asustada y sorprendida, ocupó la banca que él había desocupado hace un segundo.

—¿Vas a decirme qué hice mal esta vez? —preguntó el chico que estaba sentado en extremo izquierdo de la tercera banca.

—Creo que no tengo por qué decirlo. Ya lo sabes.

—¡No! No lo sé. Te amo y me gustaría que me dijeras lo que piensas y sientes porque el hecho de que te ame, no significa que deba saber qué es lo debo hacer y lo que no. No soy ningún genio, soy humano y debería saber qué es lo que tanto te molesta.

El chico dejó vacío su lugar, fue en dirección al hotel y siguió a la derecha sobre la acera, dejando en la banca al otro chico mientras éste, derramaba un par de lágrimas.

El chico de la primera banca, observó la acción del chico que se acababa de marchar, curioso, fue hasta la banca tres.

—Disculpa mi intromisión, pero ¿te has molestado por algo que no ha hecho?

—No, me he molestado porque no se fija en los pequeños detalles.

—Quizá me equivoque, pero... Tengo un amigo —tomó lugar en la banca y pudo seguir su historia—, es demasiado estúpido para darse cuenta que hay un chico en la escuela que está enamorado de él, es tan idiota que tuvo que saberlo porque alguien más se lo dijo por accidente. Lo que quiero decir es que, así son los chicos. Así son todos. Deben escuchar las cosas como son y no tener que encontrarlas como si fueran detectives.

—¿Es por eso que llorabas?

El chico, de cabello obscuro y ondulado se quedó petrificado, jamás imaginó que él lo hubiera visto llorar.

—Tienes que dejarlo, si a él no le importan tus sentimientos, qué más da que sigas llorándole.

—No se trata de mí —respondió después de unos segundos—, se trata de la relación que tienes con él. Olvida que no ha notado los detalles, porque estoy seguro de que a él, si le importan tus sentimientos.

El chico se levantó y, con determinación, se adentró al parque para respirar el aroma y el oxígeno que daban los árboles. Así mismo, el chico de cabello castaño y lacio se levantó, pero a diferencia del adolescente, este fue en la misma dirección que su pareja.

Ahora, solo una banca estaba ocupada, por la chica que seguía sonriendo y a la vez, mirando la rosa blanca que el viejo le había dado. No sabía si ir y dársela como él había recomendado, no estaba segura si hacerlo antes de que se marchitara por completo. Lo pensó varias veces, hasta que, pudo tomar una decisión.

Se levantó de la banca y pudo emprender su camino hacia la dirección que ya conocía. Rumbo a este, pudo notar que el viejo de antes se dirijía a la dirección contraria de la de ella. Hacia el cementerio de la ciudad y, con un ramo enormes de rosas blancas. Con esa imagen en su mente, apuró el paso y llegó hasta la casa donde, una chica sonriente y de cuerpo esquelético, le abría la puerta para recibir una rosa casi marchita.

—Vine para decirte que no quiero desperdiciar el tiempo con peleas, gracias por perdonarme y te prometo, que no volveré a presionarte.

—Pasa —con movimientos lentos, la chica dejó que su novia entrara a su casa.

En el parque, seguían las bancas esperando a ser ocupadas, esperando a que alguien las tomara y pudiera ser participes de la mejor historia. Una historia de amor, triste o, como la historia siniestra que estaba por pasar, pues desde que la chica se fue con la rosa, un hombre de 45 años quizá, se había sentado en la cuarta banca, ocupándola por el cansancio que su maleta le estaba causando. En ella, una parte de su esposa se hallaba.

Quizá, nadie podía dejar ir al amor de su vida, no tan fácilmente.

Derechos reservados

lunes, 21 de agosto de 2017

Esperando.

Y estaba esperándote,
queriendo y deseando que te acercaras,
pero no lo hiciste y yo,
seguí esperando tu llegada.

Todos los días busqué tu mirada,
salía del aula de clases para ver si te encontraba,
tus amigos conocían la razón por la que miraba en su dirección,
pero entre ellos, tú no estabas.

A veces podía imaginar una vida contigo,
a veces podía desilucionarme en un segundo,
todo era subjetivo,
todo dependía de un acertijo.

Creo que estoy perdido,
que he perdido la cabeza,
todos dicen que me has hecho otro,
Yo, ya no siento más tristeza.

Pareciera que nadie entiende,
una ecuación difícil,
no todos logran resolverla,
pero tú y yo, somos la diferencia.

No estoy seguro de lo que sientas,
quizá deba dejar tu presencia,
para que alguien en lugar de mí,
pueda tenerla y ser tu compañía.

Sentimientos aparecen y otros se esfuman,
corren contrareloj sin premura,
debería ser yo quien corriera,
pero no puedo contra tu ternura.

Dejaré a un lado la tradición,
ya nos encargamos de que nadie este contento,
puedo hacer algo más que un cuento,
daré el primer paso y podré darte un beso.

Será tu respuesta un sí o un no,
deberé aceptarla sin problema,
tus manos me acariciarán y tus labios se juntaran sobre los míos para hacer uno,
de lo contrario seré un fantasma.

Derechos Reservados.

viernes, 4 de agosto de 2017

No es un poema de amor

Amaba tu sonrisa,
esperaba tu regreso,
dormitaba sobre tu hombro,
pero tú, no te conformabas.

Debió no ser tan extraño,
debió ser fácil,
debió ser más que un capricho,
pero fue muy complicado.

Hubiera sido posible,
hubiera sido emocionante,
hubiera complacido mis deseos,
pero debí ser más claro.

Fue un error,
fue una fantasía disfrazada,
fue lo peor que pude haber hecho,
pero se complicó cada vez más.

Eran ilusiones,
era una sonrisa fingida,
son caricias sin significado,
pero creí tus palabras.

Es una pena,
los días llenos de lágrimas,
las noches frías y las mañanas oscuras,
pero así es como pasan las cosas.

He trabajado en ello,
he peleado por ti,
he llorado tu silencio,
pero he perdido por dos.

Serás más feliz ahora,
será un mejor comienzo para ti,
seré diferente y ya no tendrás que ocultar tus verdaderos sentimientos,
pero entenderás que deberé marcharme.

Estaré bien,
estaré a tu lado por si lo necesitas como antes,
estaré atento en tus noches de desvelo,
pero no estaré aquí, viviendo a tu lado.

Aquí estoy,
cuidando tus pasos,
sigo enamorado,
pero ya no puedes verme, tocarme y decirme que tus lágrimas, son de arrepentimiento.

Todos los derechos reservados.

sábado, 29 de julio de 2017

Crisis

Alejandro es mi novio desde hace algunos meses, ocho, para ser exacto y en dos semanas cumplirá 19 años. Estoy muy nervioso porque no sé si le gustará el regalo que tengo para él. Él es casi como yo, refiriéndome a nuestros gustos, sólo que su estilo es más de un chico inteligente, como dice su hermano, es un come libros, y por esa razón, tengo en mis manos este pesado cofre, una edición especial con los siete libros originales de Harry Potter, nuestra saga favorita, pero quiero que él tenga la colección completa y original. ¿Por qué? No sabría la respuesta con sinceridad, pero quiero regalárselos, es el mejor obsequio del mundo y creo le encantará.
Llego a casa sintiéndome cansado y suelto la caja a mitad del pasillo, lo bueno que no está mi madre o empezará con sus comentarios hasta hacerme sonrojar. Ella lo sabe todo y respeta mis decisiones, pero a veces sus comentarios me hacen sentir extraño.
Tomo un descanso y vuelvo a tomar la caja para llevarla a mi habitación, 13 escalones y mis brazos suplican piedad. Dejo la caja sobre mi cama y empiezo a envolverla con el papel de regalo que compré ayer, el cual dice “Happy Birthday” por todos lados, termino de adornarla con una bonita cinta color verde, contrasta con el azul rey del papel.
La alarma de mi teléfono celular empieza a sonar, recuerdo que tengo que ir al parque que está cerca de su casa, siempre quedamos de vernos a esta hora, 6:30 p.m. Salgo de casa corriendo, dejando a un lado la caja envuelta en mi cama. En el camino voy arreglando mi cabello y mi playera morada que se alborota con el aire del exterior. Al llegar al parque, voy a sentarme a la misma banca de siempre, me decido a esperarlo cuanto tiempo sea suficiente, el tiempo no importa en realidad, sólo sé que esperaré hasta que él llegue como siempre.
El día es realmente hermoso, no puedo creer que le esté preparando esa gran sorpresa y no creo poder ocultarlo cuando empiece a preguntarme lo que he hecho en todo el día. El sol está tratando de irse y el cielo está pintado con tenues pinceladas de óleo en colores naranja y azul, en algunas partes se torna morado. El aire empieza a enfriar pero no me irrita, ni siquiera me siento mal o algo por el estilo, es una tarde hermosa.
Escucho hojas secas quebrarse, como cuando las pisas por diversión. Vuelvo hacia la izquierda y entonces veo su sombra, él está acercándose, veo el reflejo de sus gafas y me levanto para recibirlo con un abrazo y un beso.

*****

Despierto sintiendo una soledad enorme, el frío de mi habitación me hace temblar y aunque estamos a principios de verano, puedo ver mi aliento, no sé qué es lo que pasa, pero me levanto de la cama con la imagen de Alejandro en mi mente. Me dirijo a mi baño con lentos pasos.
Regreso para empezar a cambiarme y entonces, recuerdo algo, algo que me hace caer al suelo porque mis piernas no resisten mi peso y el temblor de mi cuerpo.
Al estar en el suelo, veo debajo de mi cama, encontrando la caja de cartón, la abro y veo los siete libros, los que compré ayer en una crisis de miedo.
Hace un mes de eso y aún no me recupero, no quiero aceptarlo.
Me levanto del suelo sintiendo nauseas y sintiendo un sudor frío sobre mi cuerpo, como de esos sudores cuando estás enfermo y tiemblas a causa de los escalofríos.
Al levantarme, me dejo caer en la cama, pero antes de cerrar los ojos, alcanzo a ver una hoja sobre mi velador, la cual tomo sin pensarlo dos veces.

"NO TENGAS MIEDO, NUNCA ESTARÁS SOLO"

Esas simples palabras, me hacen derramar las miles de lágrimas atascadas, se lo prometí hace un mes, se lo prometí hace poco, pero nunca puedo lograrlo y le pido perdón, pero siempre tuve miedo de perderlo.


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Presentación

¡Hola!

En este blog encontrarás algunos cuentos, historias o simples relatos dedicados (con cariño y mucho respeto), a todas las personas de la comunidad LGBT.

Dichos cuentos se estarán publicando semanalmente.

También, si tienes algún bonito pensamiento y quieres que aparezca en este blog, puedes mandarlo a cuentos.lgbt@gmail.com será revisado y si tiene algunas faltas de ortografía, estaré contenta de corregirlas.

Espero que te gusten algunas de estas historias, no serán muy largas y espero que no ofendan a nadie si es así, espero poder leerlo en un comentario.

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